La oración del día: Santa Cecilia
Las notas históricas aplican a Cecilia todos los rasgos propios de una joven cristiana entregada totalmente a su Señor, con todas las virtudes de los seguidores del Evangelio
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Hoy es Santa Cecilia, virgen y mártir, precisamente en esos tiempos de persecución de la Primitiva Iglesia. Su ascendencia viene probablemente de una familia ilustre, perteneciente a la nobleza romana, de nombre Los Cecilios y anteriores a Cristo.
De pequeña queda huérfana de madre y el Obispo Urbano le instruye en la Fe, bautizándose ella a la edad de 13 años. Las notas históricas aplican a Cecilia todos los rasgos propios de una joven cristiana entregada totalmente a su Señor, con todas las virtudes de los seguidores del Evangelio. Su caridad también se extiende a los necesitados que acuden por la Vía Apia, donde está su casa. Movida por este servicio desinteresado desde Dios, hace voto de perpetua virginidad y así se lo cuenta a su esposo Valeriano.
Éste lo acepta de buen grado. Incluso este romano y su hermano Tiburcio se convertirán también al Señor Jesús. La fidelidad a la Buena Nueva siempre tiene un precio en el mundo. Por eso, Cecilia es descubierta como fiel al Señor y morirá mártir en tiempos del Emperador Marco Aurelio. El tormento empieza cuando el Prefecto le quiere obligar a hacer un sacrificio a los dioses y ella se niega.
La joven, entonces, sufrirá diversos suplicios como ser metida en un recipiente hirviendo, pero sale ilesa y en otro intento por matarla ahogándola en una fuente que había en su casa también fallan. Por ello terminará siendo decapitada bajo la espada. Su nombre está incluido en el Canon Romano de la Misa. Es Patrona de la música porque sigue la costumbre de entonces, de tocar el arpa -según la tradición- desde niña.
Oración
Gloriosa Virgen y mártir Santa Cecilia, modelo de esposa fidelísima de Jesús, vedme aquí postrado humildemente ante vuestras plantas. Soy un pobre pecador que vengo a implorar vuestra poderosa intercesión ante Jesús a quién tanto amasteis, suplicándote que me consigas un verdadero arrepentimiento de mis pecados, un propósito eficaz de enmienda y una heroica fortaleza para confesar y defender la fe que he profesado.
Alcánzame la gracia de vivir y morir en esta santa fe, como también las gracias especiales que necesito para vivir santamente en mi estado. Escucha y alcánzame mis súplicas, oh virgen poderosísima, para que merezca gozar un día de la eterna bienaventuranza. Así sea.
Amén