Madrid - Publicado el
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Nos encontramos en días señalados que marcan grandes momentos de la Vida de Cristo, en su Infancia. Hoy es la Solemnidad de la Epifanía del Señor, también conocida como el día de Reyes. Será San Mateo en el Evangelio de la infancia quien relatará la llegada de unos magos de Oriente que preguntaron en Jerusalén por el Rey de los judíos, cuya estrella habían visto aparecer en sus lugares de origen.
Cuando llegan a la Ciudad Santa, se encuentran con el rey Herodes y todo el pueblo sobresaltados ante tal noticia. Las dificultades no terminan porque el monarca oculta sus intenciones y les manda a averiguar dónde vive el Niño para adorarle él después.
Su camino tendrá la recompensa de encontrar el Portal de Belén, donde le ofrecen los dones de oro como Rey, incienso como Dios y mirra como Hombre. Recuerda para terminar el Pasaje que recibieron en sueños un oráculo del Cielo para que se fuesen a su tierra por otro camino para no informar a Herodes.
El sentido que vive la Iglesia con este día es recordar que si el 25 de diciembre, Cristo es adorado por los judíos, el 6 de enero la presencia de los Magos venidos de Oriente, destaca que la Salvación de Dios viene a todos los hombres.
El Antiguo Testamento recuerda que “los reyes de Saba y de Arabia vienen trayendo ofrendas y regalos”. Mientras tanto San Pablo destaca en sus cartas que “también los gentiles son coherederos”. En el siglo IV se vuelve a celebrar antiguas fiestas de las primitivas comunidades cristianas.
Entre ellas se encuentra lo que es la Epifanía. Sobre los Magos de Oriente se les da nombre de Melchor, Gaspar y Baltasar. Y San Beda el Venerable asevera esta tradición siguiendo a San Epifanio y San Cosme de Jerusalén. Sus reliquias pasaron de Constantinopla a Milán hasta llegar a Colonia en Alemania donde se encuentran actualmente.