
Madrid - Publicado el
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Cada Celebración especial desde la Fe nos lleva a ver el amor de Dios hasta el extremo, de tal forma que nos quiere recordar cómo su Misericordia es Eterna. Hoy es Jueves Santo, Día Eucarístico por excelencia. Antes de padecer y dar la Vida por los hombres Cristo celebra la Comida Pascual con sus discípulos en el contexto de la Pascua Judía.
Al atardecer, antes de sentarse, dispone los requisitos de la Cena. Siguiendo lo prescrito llega el lavatorio, pero Él como el Señor, les ha dado ejemplo lavándolos los pies. Después se sientan a la mesa. Allí comen en silencio verduras amargas. Es el recuerdo de los años que pasaron en Egipto como esclavos.
Después pasan a comer el cordero pascual tal y como hicieron sus antepasados cuando iban a ser liberados. En este momento el Señor junto a la bendición del pan y el vino añade las palabras que convierten el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre. Es la Institución de la Eucaristía.
Así cada vez que la celebramos, anunciamos su Muerte y proclamamos su Resurrección hasta que Él venga. Otro aspecto a destacar en esta jornada es la Institución del Sacramento del Orden Sacerdotal con la Oración de Consagración que hace sobre los Apóstoles.
En esta Tarde Memorable cuenta también la Tradición que el Señor enseñó varias cosas más y entre ellas seguramente estuvo el Sacramento de la Unción de los Enfermos. De hecho, el Jueves Santo por la mañana se celebra en cada Diócesis la Misa Crismal.
En Ella concelebran todos los sacerdotes con el Obispo, donde renuevan sus promesas sacerdotales. Durante esta Celebración se bendice el Óleo de los Enfermos y el de los Catecúmenos, consagrándose el Santo Crisma. Por último es el Día del Amor Fraterno.