Madrid - Publicado el
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Dios siempre es paciente y cumple con sus promesas. Hoy, precisamente celebramos a Nuestra Señora La Virgen del Pilar que habla de la Promesa que hizo sobre esta Bendita Tierra. Es el inicio de que fuésemos Tierra de María como la llamó Juan Pablo II y lo han repetido tanto el Papa Benedicto XVI como Francisco. La tradición nos lleva al siglo I.
Los Apóstoles siguen el mandato de predicar el Evangelio por todo el mundo. En el caso de Santiago Apóstol le toca venir hasta las tierras Iria Flavia en Hispania, que daba al Finisterre. Su presencia aquí no tuvo mucho éxito aparente. El motivo es que las gentes pobladoras de entonces que tenían que ver con los fenicios, íberos y tartesos lo tomaron todo como una cosa de moda, pero se mantuvieron en la indiferencia.
Santiago se sintió abatido. Se veía derrotado. Para asimilar el desprecio de estas gentes se sentó en la Cesaraugusta -como se llamaba entonces a Zaragoza- pensando que todo estaba perdido. En ese momento oyó como un sonido de campanas celestiales. Era la llegada de la Virgen en Carne Mortal desde Éfeso.
Y es que aún no había sido Asunta a los Cielos. Se acercó al Apóstol y le mostró una Columna. Era la señal para confortarle y decirle que su predicación no había caído en saco roto porque esta tierra sería fuerte en la Fe. Y para garantizarlo la Señora le pidió que le construyese así un Templo desde el que cuidaría de todos sus hijos.
Así surge la gran Basílica a orillas del Ebro que conocemos hoy. El Papa Clemente XII instaura la Festividad del Nuestra Señora del Pilar, el día 12 de octubre. Tal día como hoy, en 1492 se descubre América y bajo el Manto de la Virgen del Pilar se pone la Evangelización del Nuevo Continente.