Madrid - Publicado el
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La entrega por Dios lleva a muchos Santos al martirio especialmente en lugares de persecución. Hoy celebramos a San Josafat. Santo de origen eslavo, nace en Volinia, bautizándose en la iglesia bizantina separada. Su acercamiento a la Verdad Plena en la Comunión de la Santa Madre Iglesia le lleva a derramar su sangre.
Sin embargo, cuando llega a Vilna, donde hay pocos católicos, su afán por la lectura y el conocimiento de la verdad le hace encontrarla en la Fe Católica, convirtiéndose a ella. A partir de entonces, se marcará el ideal de lograr la unidad de todos los cristianos separados con la Iglesia de Roma.
Una vez dentro del Monasterio de San Basilio, sigue detrás de la unificación con Roma, por lo que incrementa su espíritu de oración y penitencia. Ordenado sacerdote, salta a las vista su celo por las almas, y la defensa de la verdad, algo que no toleran los herejes, por lo que sufrirá muchas persecuciones y afrentas.
Nombrado Archimandrita de la Santísima Trinidad en Vilna, su labor ha de multiplicarse ante la escasez de sacerdotes, por lo que trata de buscar vocaciones encomendando esta petición a la Providencia. Nombrado por Pablo V Obispo de Polostk, su ministerio se ve envuelto en un clima de caridad y amor por las almas.
Estos frutos de unidad, suscitan al envidia de los separados que intentan frustrar el ministerio de Josafat. Pero entretanto, Rusia, empieza a firmar la unión con el Papa de Roma. Por este motivo un gran tumulto saca a Josafat de su casa, hiriéndole de muerte por causa del Reino de Dios en 1623. Su cuerpo es llevado a Polostk.