Madrid - Publicado el
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La asistencia del Señor a su Iglesia se manifiesta en la ayuda para que los guías sean según el designio de Dios. En el Evangelio de este Domingo aquellos escribas no daban la talla de lo que la providencia esperaba de ellos y tiene que dejarles en evidencia el Maestro. Hoy la Iglesia, nos brinda al Papa San León Magno.
Se trata de un servidor de la palabra de Dios que deja una huella por su trayectoria y fortaleza que aprovecha para asistir a la grey confiada. Nacido en la región italiana de Toscana, sería elegido Pastor de la Iglesia Universal el año 440. Si por algo se caracteriza es, por ser uno de los pontífices más insignes de la antigüedad cristiana.
Precisamente la misión que Dios le encomendó, la desempeñó con gran celo pastoral y apostólico en bien de las almas. Su espíritu sacerdotal se manifiesta cuando hace frente a las dos dificultades presentadas: Una interna, como son las herejías; y otra externa, que es el caso de los bárbaros. Respecto a este último punto, logró que los invasores no destruyesen la Ciudad Eterna.
De él se conservan varios legados, entre los que se encuentran sermones y cartas varias, que constituyen un tesoro y una gran riqueza para la comunidad eclesial. Todos estos gestos le valieron el apelativo de Magno. San León Magno muere en el año 460.
Una de sus frases más famosas, la pronunció durante una homilía en Navidad y decía así: “Reconoce ¡Oh cristiano! tu dignidad. El Hijo de Dios se vino del Cielo por salvar tu alma”. Y es que este Papa reflexionó sobre todo acerca del Misterio de la Encarnación y del Nacimiento del Salvador.