SANTORAL

Santa Juliana

Comentado por Jesús Luis Sacristán

Santa Juliana.
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Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

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La continuidad de la Vida Pública de Cristo aparece en el Monte de las Bienaventuranzas. En esta ocasión los dichosos son los pobres, los limpios de corazón y los perseguidos por el Reino. Pero también los malditos son los que incurren en todo lo contrario. Y perseguida fue la mujer que celebramos en el Santoral en este VI Domingo del Tiempo Ordinario: Santa Juliana. 

Su vida transcurre en el siglo III. Es hija de padre pagano, perseguidor de los cristianos. La madre, por su parte, se siente indiferente a toda forma de religiosidad. En este marco, ella se bautiza secretamente, haciendo un voto de consagración a Cristo, optando por no contraer matrimonio nunca. 

Casualmente un joven senador quiere casarse con ella. Para colmo sin decirle nada lo ha concertado con el padre de la joven. Cuando llega a casa, Juliana le pone al corriente de su condición cristiana. De esto se entera el padre. Éste, montando en cólera, obligó a su hija para que dejara sus creencias, lo cual fue en vano, porque se reafirmó en su Esposo, Cristo. 

En un gesto de falsa bondad el padre manda a su hija a la cárcel. Pero Juliana sale reforzada en su condición de cristiana por lo que muere mártir el año 308. Cuenta la historia que se le representa encadenado a un demonio con alas porque el maligno se le apareció disfrazado de ser de luz incitándole a que accediese a la petición del pretendiente. 

Pero ella le reconoció, le desenmascaró y le echó de su vida en el Nombre del Señor. Sus reliquias recorriendo diversos lugares. Cuando corrieron serio peligro, una mujer cristiana de la Corte de Constantino las depositó en Nápoles para que se les diese el culto debido.

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