La Ascensión: Fiesta para aspirar a los bienes del Cielo
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Toda celebración en la vida tiene su principio y su fin. Siempre queda el recuerdo de lo vivido y de lo experimentado. Muchas de esas celebraciones quedarán en el recuerdo si es que no caen en el olvido. Pero en las cosas de Dios cada celebración recuerda y actualiza lo bueno de la Fe que dura y no pasa nunca. Hoy, VII Domingo de Pascua, celebramos La Ascensión del Señor. Esta Solemnidad está a pocos días de terminar el Tiempo Pascual, pero da más fuerza y vigor al Misterio Pascual.
Cuarenta días después de resucitar de entre los muertos, tal y como cuenta el Evangelio y profesamos en el Credo que Cristo ascendió a los Cielos y se sentó a la derecha del Padre. Allí aboga por nosotros porque ha entrado de una vez para siempre en el Atrio de Dios. “Y llevándolos al Monte de los Olivos, les mandó ir a predicar la Buena Nueva a todas las criaturas. Quien crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer será condenado. Y mientras les bendecía le vieron subir a lo Alto hasta que una nube se lo quitó de la vista”.
“Cristo tiene que reinar hasta que haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte”. “Sabed que Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. “Entonces aparecieron dos Ángeles que les dijeron: Galileos, ¿Qué hacéis ahí plantados? El mismo Señor Jesús que habéis visto subir volverá de nuevo en la Majestad de su gloria al fin de los tiempos”. El origen de esta Solemnidad se remonta a la antigüedad. San Agustín hablaba de este día como una Fiesta de carácter apostólico.
En el siglo V en Eguria se vive una Vigilia la víspera de la Ascensión que ya figura por entonces como festividad realizada cuarenta días después del Domingo de Resurrección y diez antes de Pentecostés. Se puso a los cuarenta días ya que la Sagrada Escritura dice que durante cuarenta jornadas el Señor Resucitado se aparece a los Apóstoles antes de ascender al Cielo. Hasta 1977 se celebraba el jueves de la VI Semana de Pascua. A partir de esa fecha setrasladó como la conocemos ahora, al VII Domingo de Pascua, una semana antes de Pentecostés. Y en este día, la Iglesia vive también la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.