SANTORAL 3 AGOSTO

El día que San Pedro acepta ser encarcelado por el Evangelio

Cadenas por Cristo

Redacción Religión

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Estamos habituados a conmemorar la festividad de un Santo, pero su Santidad se forja y se hace con cada uno de los acontecimientos que se suceden día a día. Sus luces para potenciarlas y sus sombras para eliminarlas, van fraguando su vida que les lleva por el camino de perfección y les hace madurar con las dificultades que surgen. Así pasa con la memoria de San Pedro Ad Vincula, que recordamos hoy. 

Esto alude a uno de los momentos de la vida del pescador, que está encadenado en la cárcel. Nos centramos en el Libro de los Hechos de los Apóstoles que es el que lo cuenta. En el capítulo 5 los Apóstoles son apresados, pero en el capítulo 12 se cuenta cómo Herodes Agripa toma represalias contra los seguidores de Jesús de Nazaret. En ese trance, pasa a cuchillo a Santiago, hijo de Zebedeo y hermano de Juan. Como ve que esto agrada a los fariseos y a todas las autoridades judías, se hace cargo de Pedro al que apresa y lo lleva a prisión. 

Todo esto sucede en la Fiesta de los Ázimos. La intención del monarca es presentar a Simón al terminar la Pascua, para no interferir en la celebración judía. Para cerciorarse de que no se va a escapar, pone un grupo de piquetes custodiándole, mientras él está encadenado. La comunidad eclesial ora insistentemente a Dios por él. Entonces se produce el milagro. La celda queda iluminada mientras Pedro duerme. Es la llegada del Ángel del Señor que le despierta. En ese momento él siente que se aflojan las cadenas y se le caen de las manos. Siguiendo la orden del Mensajero Divino, sale a la calle y se encuentra a las afueras de la ciudad, completamente liberado.

Aunque no se refiere a ese otro momento concreto, Pedro también estará encadenado en la prisión Mamertina de Roma, a la espera de su martirio. El obispo de Jerusalén entregó a la Emperatriz Eudoxia estas cadenas y ella las colocó en una Iglesia que levantó, hoy la Iglesia San Pedro Ad Vincula de Roma. Allí se encuentra el Moisés de Miguel Ángel, custodiando el sepulcro del Papa Julio II.

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