Jueves de la Octava Pascual: Aparición en el Cenáculo

La Fuerza de este Tiempo se muestra en el encuentro con el Señor que vive. Hoy es Jueves de la Octava de Pascua. Nos encontramos en el ecuador de esta semana tan especial donde se prolonga el alborear del Domingo de Resurrección. También se le llama “Jueves del Cenáculo” porque es la primera aparición del Resucitado en el lugar donde se celebró la Santa Cena y donde estaban los Once Apóstoles escondidos por miedo a los judíos.

El Evangelio de la jornada sigue los pasos de los dos discípulos de Emaús. Vienen llenos de alegría porque han visto al Señor Resucitado que les ha acompañado hasta al aldea, ha cenado con ellos y ha partido el pan. Después ha desaparecido. Así se lo cuentan a Pedro y los demás. La admiración sube cuando el propio Cristo Glorioso se presenta en medio de ellos con el saludo de “paz a vosotros”.Esto les inunda de alegría y perplejidad. No saben qué decir.

El Maestro tiene que hablarles con dulzura para mostrarles que es Él mismo en Persona. Les muestra las heridas de pies y manos, así como al llaga del Costado del que manó Sangre y Agua. Ellos siguen sin dar crédito, a pesar de la satisfacción que rebosan por dentro. Para rematar la demostración y hacerles ver que no es un espíritu fantasmagórico, les pide que le den algo de comer. Entonces le ofrecen un trozo de pez asado.

Él lo coge para tomarlo delante de ellos, disipándoles entonces toda duda. Mientras almuerza les repasa lo que ha sido toda la Historia de la Salvación desde la antigüedad donde se profetizaba que el Mesías padecería para resucitar a los tres días y, que en su Nombre se predicaría la conversión y el perdón de los pecados empezando por Galilea hasta los confines del mundo. A los Apóstoles les hace testigos de todo esto.