Lourdes, la Señora del Cielo salud de los enfermos
En Lourdes la Virgen Inmaculada muestra el cariño de Dios por los enfermos
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Cada una de las apariciones que ha aprobado la Iglesia no son sino una manera de poner de relieve algunos de los aspectos del Evangelio. Dado que la Revelación Divina de las verdades que creemos finalizó con el último Apóstol, Dios ha querido mostrar que nunca deja de preocuparse por sus hijos y destacar algún punto de la Sagrada Escritura.
Siguiendo con esta misma idea hoy recordamos a Nuestra Señora, la Virgen de Lourdes. Fue el 11 de febrero del año 1858, cuando la Reina del Cielo se apareció en un pequeño pueblecito francés –Lourdes- a una niña llamada Bernardette Subirous, que con el tiempo alcanzó la santidad. La propia joven, escribió más tarde en una carta cómo un día iba con otras dos niñas a recoger leña a la orilla del río Gave. Entonces oyó un ruido y al volver la mirada vio a una Señora vestida de blanco, con un cinturón azul celeste, y dos rosas amarillas encima de cada uno de los pies.
Después de hacer la señal de la Cruz, ella empezó a rezar el Rosario, mientras la Virgen desgranaba las cuentas, desapareciendo después. Tras varias apariciones, pidió a Bernardette que le construyeran allí una Capilla, surgiendo también un manantial cuando excavó la niña por orden de la Señora. Varias veces le preguntó quién era, hasta que un día le dijo: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. De esta forma se asienta el Misterio de María Inmaculada, cuyo Dogma habái sido proclamado en 1854 cuatro años atrás.
Desde entonces Lourdes se ha convertido en uno de los centros marianos más importantes de peregrinación donde acuden muchos enfermos que, sanan de sus dolencias. Precisamente este año se cumplen 161 años de estas apariciones, donde el Señor, por mediación de su Madre, quiere poner de relieve su cercanía a los más enfermos y necesitados.