Martes Santo; día de controversia

El final de la Cuaresma es inminente aunque también son intensos estos último días menores de Semana Santa y que siguen invitando a la austeridad. Sucede hoy, que es Martes Santo. En él resuenan las palabras del profeta que recuerda a los impíos que dicen, razonando equivocadamente: “Talemos el árbol en su lozanía”. “Atropellemos al Justo que se opone a nuestras acciones y sus obras son puras".

Sometámoslo a la prueba de la tortura y la afrenta”. El Cenáculo, que nos presenta el Evangelio según San Juan que leemos hoy, es el lugar del Sacrificio Anticipado. Aquí el Señor comienza su discurso de despedida que continuará en la Pascua, en clave de Gloria. Pero también es el anuncio de la traición: “Uno de vosotros me va a entregar”. Juan, en nombre de Pedro y los demás se acerca de forma entrañable al Señor para preguntarle quién le va a traicionar.

Este le da como signo, a quien le da el trozo de pan untado después de haberlo untado Él mismo en el plato. Así se pone al descubierto lo que hay en cada corazón, porque el diablo ya ha metido a Judas, hijo de Simón Iscariote y uno de los Doce que se sienta a la mesa, la idea de entregarlo. Al ser descubierto se va del lugar, para hacer de guía a los que le arrestarán en Getsemaní. Es la Glorificación del Hijo del Hombre.

Pero al mismo tiempo, se muestra la cobardía de los otros discípulos, como en el caso de Simón Pedro que asegura la oportunidad de dar la vida por Él, recibiendo de su Maestro esta respuesta: “Simón, Simón antes de que el gallo cante esta noche, me habrá negado tres veces”. El Martes Santo se llama también “ de controversia”. El motivo es que el Señor sabe que debe enfrentarse al Sanedrín que es el Tribunal de Israel, con los que tuvo muchas discusiones.