SANTORAL 18 MARZO
El monje que se encargó de sembrar la paz en Jerusalén
Con sus conocimientos y cercanía como obispo, Cirilo se sobrepuso al destierro para gobernar a la iglesia del lugar donde vivió Jesús
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Cuaresma nos habla de desierto como el del Señor durante cuarenta días con su cuarenta noches, o la peregrinación del Pueblo de Israel que atraviesa el desierto por espacio de cuarenta años hasta que llega a la Tierra Prometida de Canaán. Muchos otros Santos han permanecido en el silencio para estudiar y contemplar desde esa reflexión un poco más a Dios. Es lo que le pasó al Santo del día.
Hoy la Iglesia nos presenta a San Cirilo de Jerusalén. Su nacimiento se sitúa allí, hacia el año 315. Poco se sabe de su infancia, pero sí tenemos datos de que fue un monje dedicado a la oración y a la penitencia, así como a profundizar en el estudio de la Sagrada Escritura. Ordenado sacerdote a los 30 años, cuando muere San Máximo de Jerusalén, Cirilo es consagrado obispo y toma posesión de la Ciudad Santa.
Al principio tuvo un momento de acogida entre los fieles realizando una gran labor. Su cercanía de pastor fue fructífera. También traba amistad con San Hilario, San Atanasio y San Jerónimo. La investigación y el estudio les une a todos, por lo que es lógica esa amistad desde el conocimiento y la reflexión de las Ciencias Sagradas. Pero con el paso del tiempo, surgen dificultades y tiene que irse al destierro. La culpa la había tenido la discusión por marcar los límites entre las dedes de Constantinopla y Jerusalén.
También impacta por entonces la negación de que Cristo fuese el Verbo de Dios hecho Hombre, ya que los seguidores de esta doctrina, los arrianos, se ven envueltos en luchas políticas y doctrinales. Cuando regresa de nuevo a Jerusalén, retorna un momento de paz para él y sus fieles. San Cirilo de Jerusalén muere el año 386 y es nombrado en 1882 Doctor de la Iglesia.