Madrid - Publicado el - Actualizado
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Durante todo este periodo desde la Viigilia Pascual, hemos conmemorado el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, con su Resurrección. La Celebración Pascual son 49 días lo que supone el cuadrado de siete. Son siete días por cada día de la semana, porque así se indica plenitud. A ellos se añade uno más que es el que celebramos hoy como colofón a este Tiempo de Gloria: Pentecostés, la Venida del Espiritu Santo.
La palabra procede del griego Pentecosta que significa “cincuenta”. El Libro del Levítico recuerda en el Antiguo Testamento Pentecostés como el día en que Moisés baja del Sinaí para entegarles las Tablas de la Ley. También se evoca que, cincuenta días después de haber recogido los primeros frutos, el Pueblo ha de hacer una Fiesta de Acción de Gracias a Yavé porque ha llegado a plenitud la cosecha. Los israelitas siempre la unieron a la Fiesta de la Alianza con el Señor.
En el Nuevo Testamento, San Lucas en el Evangelio, presenta al Resucitado pidiendo a los Once que no abandonen el lugar hasta no ser revestidos de la Fuerza de lo Alto. El Libro de los Hechos de los Apóstoles, recuerda que el Colegio Apostólico seguía perseverando con María en la oración. De repente sonó un ruido como de un Viento Recio, y en ese momento ven al Espíritu Santo que se posa sobre sus cabezas en forma de Llamas de Fuego.
Ellos mismos hablan diversos idiomas, según les concede expresarse el Espíritu. La gente que acude al oírlo les oyen en sus lenguas nativas. La Liturgia añade a Pentecostés la segunda Solemnidad más importante detrás de la Resurrección y por delante de la Encarnación- Natividad. En Ella se vive el Nacimiento de la Iglesia. También es el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. El Color Lit´rugico es rojo, en alusuñon al Fuego de Amor del Espíritu Santo.