San Benito Padre Monástico de Occidente

La Contemplación de la Belleza es el camino para amarle y unirse a Él. Esto es lo que meditó, practicó y vivió el Santo de este día. Porque hoy celebramos a San Benito. Nacido en Nursia el año 480, pasa toda su infancia en Roma. Allí empezará a pensar en una experiencia de retiro al estilo de los anacoretas y ermitaños para vivir el ideal evangélico de la pobreza. Con el tiempo se le van juntando un grupo de compañeros.

Su objetivo será participar de ese espíritu de silencio y entrega total a Dios. Así irá fundando diversos conventos en Subiaco. En cada uno de ellos puso un Superior con doce monjes. Por su parte, él siempre se fue al Convento donde más necesaria era su presencia, algo que cristalizó en que fuese el Abad y Padre de todos los Monasterios fundados por su carácter, sencillez y bondad. Posteriormente fundaría el Monasterio de Montecasino donde se retiró y pasó el resto de sus días.

De su legado queda la Regla Monástica que escribió para la formación y perfección espiritual, que se consolida desde el “Ora et Labora”. La oración y la alabanza al Dios de Cielo y tierra es uno de los puntos del Monacato, con la constante contemplación ante el Trono de Dios día y noche, presentándole las inquietudes de todos los hombres. Y la segunda parte, supone la profundización en el trabajo para ganarse el sustento diario, sin olvidar el estudio para conocer los misterios de la Salvación.

Su testimonio y ejemplo cala en su hermana de sangre, también en la Santidad de vida, Santa Escolástica, que fundará en su momento la rama femenina del carisma que es una verdadera luz en la vida de la Iglesia y en todo el mundo desde sus orígenes. Esta ramificación estaría al lado de Monte Cassino. Muere en el año 543 y es el Padre de los Monasterios en Occidente. San Benito de Nursia es también Patrón de Europa.