SANTORAL 15 JULIO

San Buenaventura: el franciscano cuyos escritos mostraban su amor por Dios

San Buenaventura fue franciscano y estudió en la Sorbona, siendo Ministro General de la Orden, y dejando grandes escritos en honor a Dios

San Buenaventura: el franciscano cuyos escritos mostraban su amor por Dios

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Sagrada Escritura hace alusión a la Sabiduría de Dios, en alusión a la Palabra hecha carne para salvarnos y también para ayudarnos a discurrir, a pesar de nuestra limitación, sobre todo aquello relevante para profundizar en el Amor de Dios. Hoy celebramos a San Buenaventura que aprovechó bien su capacidad de reflexionar y estudiar, compaginándolo con la humildad y sencillez del Pobrecillo de Asís a cuya obra se apuntó. 

Nacido cerca de Viterbo (Italia) en 1221, su infancia estuvo marcada por una grave dolencia. Las oraciones de su madre, consagrando al hijo a San Francisco de Asís, le sanan milagrosamente. En plena juventud ingresará en los Hermanos Menores, que le enviarán a París de donde será profesor de Teología, siguiendo una línea aristotélica y agustiniana. Discípulo del profesor franciscano en La Sorbona, Alejandro de Hales, fue elegido ministro general de la Orden, donde tuvo que poner paz equilibrando diversas posturas encontradas.

El ministerio pastoral, el estudio, la predicación, o las misiones, son algunos de los ámbitos de apostolado que cultiva. También cumplió el encargo de escribir una nueva biografía sobre el Pobrecillo de Asís, recopilando y resumiendo los escritos anteriores. Hecho Cardenal y Obispo de Albano, participó en el II Concilio de Lyon. Todos sus escritos, tanto teológicos, como místicos o poéticos, suponen un auténtico legado a la Iglesia, a los que se une su santidad de vida. Muere en el año 1274. 

Sepultado en la Iglesia de San Francisco de Lyon, su cuerpo fue quemado por los hugonotes franceses (nombre que se da a los protestantes en Francia) en 1562. Su presencia y su obra le han merecido el apelativo de “Doctor Seráfico”, ya que Serafín significa arder en el amor y como ese ardor por Cristo lo muestra en estas obras, por eso le pusieron este sobrenombre.

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