San Calixto: El Papa artífice de las catacumbas

La Belleza de Dios ha quedado impresa en los hombres. Muchos de los Santos con que contamos en la actualidad, descubrían a Dios en las cosas creadas. Tanto plantas, como paisajes, pero sobre todo en el hombre descubrían que estaba creado a Imagen y Semejanza de Dios. Hoy hacemos memoria del Papa San Calixto I. Su nombre significa “muy hermoso” precisamente. 

Muy popular se hizo por la edificación de las catacumbas que llevan su nombre, durante la cruenta persecución a los cristianos. De hecho muchos sepulcros de mártires como es el caso de Santa Cecilia, se encuentran enterrados en estas cuevas subterráneas. Los inicios de su historia nos hablan de su trabajo como esclavo en las minas, anhelando ser libre. Tras ser liberado, profundiza en la Fe de Cristo, hasta el punto de que el Papa San Ceferino se fija en sus cualidades espirituales y humanas, eligiéndole como colaborador. 

Una de las tareas en las que más insiste el Pontífice es encomiendarle la ampliación de las catacumbas. Tal fue el prestigio que se ganó entre los cristianos que, cuando murió San Ceferino, Dios, a través del pueblo fiel, le designa como sucesor de Pedro. Su apostolado se centra en el mundo de Roma, imbuido del paganismo. 

Para ello, siente que la Gracia le da dos cualidades sin las cuales no pueden lograr ningún fruto: son su fuerza y tesón. Por eso convierte a muchos romanos al Señor. Descubierto por los perseguidores, es detenido y llevado a una fosa. La idea es que medite en bien de su vida terrena, dándole opción a rectificar. Pero esto no sirve, sino para que Calixto se reafirme en su condición de cristiano. Entonces es condenado a morir por causa del Reino.