San Eliseo, altavoz de Dios

Muchos son los Santos que preceden a la Llegada del Mesías y que la Escritura nos habla de ellos. Hoy hacemos memoria del profeta San Eliseo, del que nos habla el Libro de los Reyes. Sustituto de Elías, fue primero su discípulo porque aquel le eligió por orden de Dios para ungirle y continuar su tarea. Cuando sigue a Elías después de dar un banquete y dejar familia y tareas del campo, va de camino cuando un carro de fuego arrebata a su maestro llevándole al cielo.

Eliseo se queda con la capa de Elías y siente la presencia de Dios en su vida a través de ese signo, como ya le había dicho Elías cuando le había designado siguiendo el mandato de Dios. Su poder de oración hace que el Cielo niegue la lluvia con la subsiguiente sequía. También resucita al hijo de una familia y es acogido en esa casa en gratitud. Previamente había entrado en ese hogar y le habían preparado una habitación en la parte de arriba.

Pero el día que el niño tuvo un accidente cerebral y murió la madre sintió que el profeta era un recuerdo de sus pecados y, culpándole de todo, se enfadó contra él. Fue cuando Eliseo le devolvió al pequeño sano y salvo. Entonces aquel hogar le abrió más especialmente sus puertas de par en par Su predicación se orienta a corregir la idolatría del Pueblo Elegido, no lográndolo siempre, poruqe es de dura cerviz.

También cura a Naamán, ministro del rey de Siria a quien le habían mandado para que lo curase el rey de Israel, que se enojó pensando que Siria buscaba un pretexto de guerra, hasta que aparece el Profeta y le manda bañarse siete veces en el Jordán con el fin de sanar, a lo que Naamán se resiste porque infravalora el río frente a los de Siria. Finalmente persuadido por sus consejeros lo hace y queda sano. En otro momento unos jóvenes le intimidan metiéndose con él. Entonces pidió ayuda a Yavé y unos sosos les mataron a aquellos chicos. Eliseo morirá en el reinado de Joás, tras haber intentado encauzar al pueblo por la senda de la Alianza del Sinaí.