San Honorio: el abad que extendió la semilla de la Fe en los pequeños pueblos de Hispania

En las raíces de cada pueblo subyace un sustrato en el que la Fe ha tenido parte en su origen, surgimiento y expansión. Esto le pasa a Europa, el Viejo Continente, que debe a la evangelización su origen y razón de ser. Le pasa a España, incrustado en Europa, con el Apóstol Santiago que trajo la Buena Nueva a estas tierras. Hoy 20 de octubre, recordamos al Abad San Honorio, que origina con su presencia algunas zonas de Extremadura.

Para centrarnos en su historia, hay que remontarse al pueblo pacense de Fregenal de la Sierra. Este municipio da las primeras señales de vida, según la Documentación, el año 580 a. C., poblándole los celtas de La Lusitania, y llamándole Nertóbriga. Varias serán las inscripciones romanas que confirmen la presencia del Nuevo Imperio del Lacio.

Con el paso de los tiempos fue Sede Episcopal, extinguida durante el reinado de Wamba. Posteriormente fue villa de los templarios con su castillo. Y cuando abordamos su historia cristiana, aparecen cuatro santos entre los que figura San Honorio. Como siempre hay documentos que hablan de su presencia y existencia. 

Lo atestigua, en este caso, una inscripción latina en una lápida de la Ermita de San Miguel que, traducida, dice así: “En el Nombre del Señor, contemplamos el augusto sepulcro. El Señor de los reinos celestes, acoja al Beatísimo Abad Honorio. Por los siglos de los siglos. Amén. Aquí están los restos de Honorio”. Con esta inscripción se muestra que él forma parte del número de los Santos y es un ejemplo en el peregrinar diario, dándole una impronta especial al territorio hispano que hunde sus raíces en el cristianismo.