San Jenaro
Fue detenido en tiempos de persecución, mientras visitaba a sus compañeros en la cárcel de Nápoles. Tras, milagrosamente, no ser comido por los leones, murió por la espada
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Hoy conmemoramos a San Jenaro. Es italiano y obispo en Nápoles cuando se produjo una de las más cruentas persecuciones en Roma. Ocurrió pocos años antes de que Constantino otorgase la libertad religiosa con el Edicto de Milán. Jenaro es uno de los pastores que sufrió la persecución y dio la vida por Jesús. Los napolitanos vivían con fortaleza los contratiempos y las leyes imperiales. En parte lo hacían porque las palabras de su obispo les devolvían las ganas de luchar con el amor hasta dar la vida si era necesario.
Incluso cuando arrestaron a su guía espiritual, el Papa, y a varios diáconos no cedieron al desaliento. Jenaro quiso darles ánimos y les visitó en la cárcel sin darse a conocer. Un visitante más. No obstante, los carceleros avisaron a los guardias de la visita del misterioso personaje. El gobernador tuvo también noticias de ello y quiso salir de dudas. No había otra manera que detenerle en una de sus visitas. El suplicio preparado para los cristianos pasaba por el circo y las fieras.
El santoral del 19 de septiembre: San Jenaro
Pero ocurrió el milagro. Las fieras estaban hambrientas y, de forma inexplicable, rugieron alrededor de ellos, pero no hubo ningún desgarro ni les devoraron. Enfurecidos, los perseguidores terminaron de una vez por todas con ellos pasándoles por la espada. En el siglo V, los napolitanos recuperaron las reliquias de San Jenaro y desde 1497 se le declaró Patrono de Nápoles.
La memoria del Santo perdura con el milagro que se puede contemplar hasta nuestros días. Se trata de la reliquia del Santo que se vuelve líquida cada 19 de septiembre, día de su festividad. Y también el primer domingo de mayo en que fueron trasladados y entronizados sus restos. Un tercer día es el 16 de diciembre, jornada en la que el Santo impidió que el Vesubio dañase a sus habitantes cuando iba a entrar en erupción.