San Josafat
La oración y la penitencia son sus principales armas, ingresando en el Monasterio de San Basilio como la mejor forma de conseguir su propósito
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Siempre hemos de tener presente que los inicios de la Iglesia estuvieron impregandos de derramamiento de sangre por el Evangelio. De hecho el origen del día 1 de noviembre comienza con el recuerdo a los desconocidos que murieron por su Fe, bajo la protección de Santa María Reina de los mártires. Hoy celebramos a San Josafat, cuya vida culminó también en el martirio.
Nacido en Vlomir (Volinia) en 1580, su bautizo tuvo lugar en la Iglesia Bizantina, separada de Roma. El gran deseo de formación le lleva a Vilna, donde conoce la Fe católica adhiriéndose a ella, alegrándose de encontrar a Cristo Camino, Verdad y Vida. Desde entonces anhelaba que los ortodoxos -sus antiguos correligionarios- abrazasen también el catolicismo. Para lograrlo, la oración y la penitencia son sus principales armas, ingresando en el Monasterio de San Basilio como la mejor forma de conseguir su propósito.
El evangelio de hoy, viernes 12 de noviembre
Sintiendo la llamada del Cielo, se ordena sacerdote y ejerce el ministerio sacerdotal por diversos lugares. El Papa Paulo V, le nombra Obispo de Polotsk. En este servicio pondrá todo su celo pastoral en bien de las almas. Pero los enemigos de la unidad, entre los que se encuentra el obispo ortodoxo Melecio, se acercan hasta Roma para contrarrestar la tarea de Josafat.
Junto a la semilla está la cizaña que en el pequeño descuido que haya surge inesperadamente. Tanto crece el odio hacia el Santo, que traman un plan para asesinarle, lográndolo y arrojando su cuerpo al río. Después de cinco días aparece el cadáver, llevándole a la catedral de su Diócesis. Pero su martirio es semilla de conversión, logrando que Melecio abrace le catolicismo y haga profesión de Fe ante el Papa.