Madrid - Publicado el
1 min lectura
Cualquier situación por muy contradictoria que sea puede aproevecharse para difundir la Semilla del Evangelio. Hoy celebramos a San Juan Eudes, cuya trayectoria le hizo vivir desde el Señor cada acontecimiento que sucedía en sus tiempos. Nacido en la segunda mitad del siglo XVI, ingresa a los catorce años en el Colegio de los Jesuitas, en la ciudad francesa de Caen donde estudiará la Teología.
Posteriormente se une a la Congregación del Oratorio, fundada por el futuro Cardenal Pedro de Berullé. Ordenado sacerdote, pronto acecharía la peste en aquellas tierras, por lo que Juan se dedica a asistir a los enfermos, encargándose también de predicar las misiones, sumando ciento diez las que llevará a cabo. En ellas se fija, especialmente, en la formación espiritual y pedagógica del pueblo cristiano, a través de catequesis.
Poco después funda una casa que acoja a las mujeres de mala vida que se convierten, proyecto que encomendará a las religiosas para él consagrarse a los sacerdotes a quienes veía con muchas precariedades y deformaciones tanto en el plano espiritual como humano. Así se ofrecen a la Santísima Trinidad como Guía de la iniciativa que encontrará no pocas dificultades, hasta su definitiva aprobación, como sucederá con las fundaciones anteriores, que también obtendrán la debida licencia.
Los últimos tiempos de su vida los dedicará a escribir sobre la Virgen María y el Misterio de la Maternidad Divina, proclamado como Dogma de Fe en el Concilio de Éfeso, tras herejías de Nestorio y Eutiques que negaban a Cristo como Dios y Hombre Verdadero. Aún la Providencia le permitió a San Juan Eudes predicar la última misión poniendo todo su empeño en tocar el corazón de los hombres hasta su muerte ocurrida en el año 1680.