San Juan Pablo II, pastor y misionero

Siempre marca cualquier encuentro personal con un Santo. Esto les pasó a muchas personas que trataron con San Juan Pablo II cuya festividad celebramos en este Domingo XXIX del Tiempo Ordinario. Karol Wojtyla nace en Wadovice, cerca de Cracovia (Polonia), en 1920. En sus comienzos mueren su madre y sus dos hermanos, quedando él solo con su padre. De fuerte formación cristiana en el hogar, sufre el horror de la II Guerra Mundial con el totalitarismo nazi y el yugo marxista de la URSS.

Pero él no deja su formación porque trabajará en una mina y formará parte de un grupo teatral. Como su vida de Fe le acompaña, caen en sus manos obras de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Esta profundización en los místicos le hace sentir la vocación al sacerdocio. Una vez ordenado perfecciona sus estudios de Filosofía y Teología en Roma, hasta que es nombrado obispo auxiliar de Cracovia. Convocado el Concilio Vaticano II, Monseñor Wojtyla toma parte activa en él.

Ahí tiene una ponencia muy novedosa sobre el ateísmo de nuestros tiempos y la libertad religiosa. Por eso colabora de primera mano en la Constitución Gaudium et Spes. Pablo VI le nombra Cardenal y en 1978 acude al Cónclave que elige a Juan Pablo I que solo vive 33 días. De nuevo Cónclave y es elegido Papa con el nombre de Juan Pablo II. Durante su Pontificado recorrió el mundo como Misionero de Esperanza. Su Magisterio potenció la Tradición y la Doctrina Social de la Iglesia.

Entre sus dinamismos pastorales siguió con la Jornada Mundial de la Juventud que inició San Pablo VI. También sufrió contratiempos. Especialmente en el atentado fallido contra su persona el 13 de mayo de 1981, atribuyendo su curación a la Santísima Virgen de Fátima a la que visitó y dejó en agradecimiento la bala que le extrajeron. San Juan Pablo II muere en 2005 fecha de la Divina Misericordia cuya Fiesta había instituido. Pero como es movible se puso este día, 22 de octubre porque es cuando inauguró su Pontificado.