San Maximiliano María Kolbe, mártir de Dios en el prójimo

San Maximiliano María Kolbe, mártir de Dios en el prójimo

Redacción Religión

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Mártires son los que derraman su sangre por Dios o por el prójimo. Hoy celebramos a San Maximiliano Kolbe, mártir por derramar su sangre por su prójimo. De esta forma entiende que cada vez que lo hace con uno de ellos, con Dios lo hace. Nacido en Pajanice (Polonia) en 1894, le bautizaron con el nombre de Raimundo. Ingresa en los franciscanos y toma el nombre de Maximiliano María. Roma, será el lugar donde curse sus estudios de Filosofía y de Teología.

Allí desarrolla un amplio apostolado en la Ciudad Eterna, así como en su Patria natal. Prueba de ello es que en 1927, funda la Ciudad de la Inmaculada, que contaba con un Convento, una emisora, una imprenta y un pequeño parque de bomberos, lugar que visitó Juan Pablo II en 1983. Aquí vivió el Padre Kolbe hasta 1930, marchando después a Japón, donde promovió la devoción a María Inmaculada, constante en su vida ministerial.

A su vuelta, se incorpora nuevamente a la fundación que llevó a cabo tiempo atrás. Durante este periodo se desata la II Guerra Mundial, en la que muchas personas son arrestadas y eliminadas. Las denuncias contra él por su condición de sacerdote surgen. Por eso entre los prisioneros se encuentra él, que es llevado al campo de concentración y exterminio de Auschwitz. La vida es dura porque se van eliminando a los presos.

Un día, uno de los reclusos escapa y cuando le echan en falta descubren que se ha fugado. La dureza de los jefes del campo de exterminio saca la norma de que irán de diez en diez presos a las celdas del hambre y morirán allí si es preciso. Entre los designados fatalmente hay un hombre que tiene mujer e hijos. Él se lamenta de que nos les volverá a ver. De entre las filas sin haber sido de designado, sale el franciscano.

Pide a aquellos crueles soldados y servicios secretos que le dejen ponerse en su puesto y el otro hombre quede libre de la pena. Aceptado el intercambio, unos días después, como tenían que meter más presos le rematan con una inyección letal. San Maximiliano Kolbe es canonizado por San Juan Pablo II que le declara Patrón de nuestros tiempos imposibles. En la Ceremonia de Canonización asistió el hombre por el que había dado la vida.

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