San Nicéforo, Patriarca de caridad
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La marcha hacia la Cruz para alcanzar la Pascua, nos enseña que en el mundo nos encontraremos con dificultades, pero que cuando nos ponemos en Manos de Dios las vencemos fácilmente. Hoy celebramos a San Nicéforo que vivió muchas dificultades, saliendo victorioso por su confianza en La Providencia. Nace en Constantinopla en torno al año 790, recibiendo desde la infancia una educación religiosa y humana, de la que se ocupó su madre al morir el padre.
Nombrado Secretario General de la Corte, participa en el II Concilio de Nicea. Pronto querrá huir del mundanal ruido para llevar una vida de profunda contemplación desde la soledad y la más estricta contemplación. En Bósforo, encontrará ese lugar, pero no por mucho tiempo porque le vuelven a llamar al Palacio, y es que todo el mundo habla de su bondad, que también plasmará su nueva etapa en la nobleza.
Precisamente, entre sus tareas está la atención al hospital de Bizancio, donde mostrará su faceta más caritativa con los necesitados. A la muerte de Tarasio, es designado providencialmente para ocupar la Sede Episcopal constantinopolitana. Pero su ministerio tendrá muchas pruebas. Es el caso de los iconoclastas que rechazan el culto a las imágenes, porque no aceptan que sea una manera de llegar a Dios.
Y ante los diversos problemas planteados por algunos nobles y gentes de la realeza, ha de sentar la autoridad de la Iglesia, poniendo el dedo en la llaga, aunque a veces resulte duro y doloroso. Enfermo y debilitado, muere el año 829 en el Monasterio de Bósforo que él había construido tiempo atrás. Una vez repuesta su memoria, las reliquias de San Nicéforo se trasladan a la Basílica de los Santos Apóstoles de Bizancio.