SANTORAL 8 ENERO
El hombre que se ganó el respeto de los bárbaros y los romanos
Severino predicó la conversión en zonas cercanas a Asia. Su humildad le hizo ganarse el respeto de los paganos romanos y bárbaros
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En estos días de Epifanía hemos puesto la mirada en los Magos y sigue esa reminiscencia que les contempla en el Portal llevando al Niño los presentes y, como dice la Tradición, son los encargados de hablar de ese Recién Nacido a sus paisanos y a cuantos ven a su paso. También esa historia nos cuenta que sus reliquias fueron llevadas hasta Colonia, en cuya Catedral pueden ser veneradas. Y su presencia ilumina esas tierras germánicas de donde surge el Santo que conmemoramos en este día: San Severino.
De origen y familia desconocidos, su primera aparición se sitúa en la provincia romana del Nórico, entre la actual Baviera y Hungría, en torno al siglo V. Por entonces, la invasión bárbara con sus costumbres paganas, se hacía fuerte ante el Imperio cada vez más debilitado. Asia quiere tomar la sapiencia y la cultura de Europa. Entre tanta ostentación, nuestro Santo vive en la más absoluta pobreza, llevada con humildad y sencillez.
Esta situación de entrega y sacrificio se acentúa más en él cuando acechan las guerras y contiendas entre los pueblos. Pero también es firme en sus predicaciones y denuncias de las situaciones creadas. La caída de Roma y sus consecuencias, le sirven para hacer hincapié en el juicio justo de Dios. Así exhortará a la penitencia y a la conversión a orillas del Danubio. El ejemplo de Nínive le sirve para vestirse de sayal ante la impiedad existente. Los milagros que realiza le aumentan la fama, de la que él rehuirá. Su presencia es respetada tanto por los romanos idólatras como por los bárbaros arrianos. Aprovecha la situación creada para fundar monasterios. Morirá en uno de ellos en enero del año 482. Dejó una huella profunda en la zona del Danubio donde dio testimonio del Evangelio.