San Urbano V
Sacando fuerzas y con la ayuda de Dios gracias a su fuerte oración, vuelve a fijar Roma como residencia de los Papas
Madrid - Publicado el
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San Pablo es el que habla en sus Cartas de un Solo Señor, una sola Fe, un solo Baustismo y un Solo Dios qu elo invade todo, lo penetra todo y lo trasciende todo. Hoy, IV Domingo de Adviento, recordamos al Papa San Urbano V, quien fue baluarte de la unidad que en su contexto histórico de aquel momento no se daba. Nacido en Languedoc (Francia) el año 1310, cursa estudios universitarios, ingresando en un Convento Benedictino.
Superior de los principales Monasterios de esta Orden en el país galo, fue Nuncio de los Pontífices durante su estancia en el Destierro de Avignon. Estando en Nápoles, le llega la noticia de que ha sido elegido nuevo Papa. En pocos días será consagrado Obispo y coronado como Pastor de la Iglesia Universal. Preocupado por vivir en la más absoluta austeridad, anima a todo su séquito a ser un verdadero testimonio de vida cristiana.
El santoral de hoy, domingo 19 de diciembre
Empeñado en que este ideal se consiguiera, hace nombramientos eclesiásticos a través de las personas de probada virtud. En un gesto de impulsar un mayor nivel cultural en el pueblo, trata de que mejoren las posibilidades de formación, creando una academia de medicina. Gran impulsor de la Evangelización, cuenta con los dominicos y los franciscanos, órdenes mendicantes y fuertes, para anunciar la Buena Nueva en países de la actual Europa del Este.
Pronto tiene ocasión de ir a Roma, donde contempla con tristeza el deterioro de los monumentos de la Ciudad Eterna tras ese periodo de estancia fuera de la Ciudad Eterna. Sacando fuerzas y con la ayuda de Dios gracias a su fuerte oración, vuelve a fijar Roma como residencia de los Papas. Las revoluciones hacen que el Pontífice San Urbano V salga de nuevo con destino a Avignon, muriendo en el año 1370.