San Vicente de Paúl

Su celo apostólico le lleva a fundar los Sacerdotes de la Misión. Posteriormente, promueve con Santa Luisa de Marillac la fundación de las Hijas de la Caridad

San Vicente de Paúl, contemplativo y caritativo

Redacción Religión

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San Pablo, en su Primera Carta a los Corintios, recuerda que el carisma más excelente en la vida del cristiano es la vivencia del amor. Hoy celebramos a San Vicente de Paúl, que así lo hizo. Nacido en Francia, cerca de los Pirineos, en 1581, formó parte de una familia pobre, que tuvo que sacar adelante seis hijos.

Tras cuidar de un pequeño rebaño, para ayudar a sus padres, marcha a estudiar a los Franciscanos, siendo ordenado sacerdote cuando contaba con 19 años. Así tuvo ocasión de encontrarse con personas pertenecientes a diversos ámbitos, pero sería con un cristiano que había renunciado a su Fe y al que él convirtió, con quien iría a la Ciudad Eterna, donde le encomendaron un despacho para Enrique IV.

El santoral de hoy, lunes 27 de septiembre

Su experiencia ministerial hace que grandes hombres de la cultura y las letras le pidan consejo y le tomen como director espiritual dada su profundidad mostrada en el trato con los demás hombres. De él escribirá Bossuet: “¡Qué bueno ha de ser Dios cuando ha hecho tan bueno a Vicente!”. Pronto buscaría una parroquia más sencilla en Chatillón, aunque poco después volvió a París, donde organizó cofradías y asociaciones cristianas, logrando una legislación más humana.

Su celo por el clero le lleva a fundar los Sacerdotes de la Misión –también llamados Padres Paúles-, con la idea de reformar el Clero. Posteriormente promoverá con Santa Luisa de Marillac las Hijas de la Caridad, cuyo carisma se extiende hoy por todo el mundo. En ese aroma de caridad siempre sentia quello de que cuando un pobre llama a la puerta es el mismo Señor por lo que siempre decía si estaba rezando: “He dejado a Dios para atender a Dios”. Muere en 1660.

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