El Santo de hoy: San Willibrordo, del monasterio a la misión

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Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

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El camino hacia el Cielo, supone sufrimientos, alegrías, penurias y hasta martirio. Pero todo esto es una victoria fácil si se mira desde el Prisma de Dios. Hoy es San Willibrordo, al que le pasó algo de esto. Unas veces vida interior espcial y otras veces, fermento en la masa en la realidad que le tocaba vivir. Será en el año 734, cuando San Beda el Venerable, escriba de este santo como un buen combatiente contra el demonio.

Su vida es una auténtica lucha contra la tentación. Hijo de un cristiano anglosajón, fue educado en la Fe. Al morir su madre, Willibrordo opta por la vida monástica, mientras su padre vive en la más absoluta soledad. Diversos son los monasterios por los que pasa en busca de una mejor evangelización de las gentes, para lo cual se prepara en una conteplación y alabanza del Señor día y noche al más puro estilo de los ermitaños.

Empeñado en predicar el Evangelio en Frisia, marcha con doce monjes a anunciar la Buena Nueva, en un ambiente nada halagüeño. Las circunstancias planteadas son de una zona salida de un conflicto reciente. Pero la paciencia y el tesón de Willibrordo, dará los frutos esperados. Así surgen las primeras comunidades de cristianos por ese lugar. Ya recuerda el Evangelio que “con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”.

Será el Papa Sergio I le consagra Obispo y él levanta la Basílica de El Salvador en Utrecht, al tiempo que también abre nuevos Monasterios. San Willibrordo, hombre de gran carisma misionero e impulsor de la Fe, muere en aroma de santidad el 7 de noviembre del año 739. En medio de esta faceta misionera, nunca perdió su afán de silencio ya que a lo largo de su vida, en muchas ocasiones se retiraba a la Abadía con el fin de llenar su vida interior y así poder dar de su luz interior a los demás.