El Santo de hoy: Santa Catalina Labouré, difusora de la Medalla Milagrosa

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Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Uno de los pilares del Adviento es La Virgen, Nuestra Madre, que es Modelo en la Vigilia que espera al Señor. Y es que si ayer celebrábamos a La Virgen de la Medalla Milagrosa, hoy recordamos a Santa Catalina Labouré, Religiosa a la que se apareció la Virgen, bajo este Título. Nacida en Fain- les- Moutiers (Francia), fue la séptima de los nueve hermanos que sobrevivieron a los diecisiete hijos que tuvieron sus padres. Pronto morirá su madre, con los que se hace cargo de las tareas de la casa con su hermana Tonina.

La situación familiar parecía ser su lugar de santificación, pero el Señor le tenía reservada el camino de la vida religiosa. Para llegar hasta ella, tuvo que vencer grandes dificultades, como ser criada al servicio de dos hermanos mayores. Al final ingresa en las Hijas de la Caridad, fundadas por San Vicente de Paúl, donde resplandecerá por una fidelidad al carisma. La oración ante el Sagrario, le impulsa a visitar asilos, hospitales y orfanatos donde atenderá a los necesitado, viendo en ellos a Cristo.

El día de la Aparición, La Virgen estaba en una especie de globo terráqueo con un manto blanco y azul. De sus manos salían unos rayos de luz, y encima de ella se podía leer unas palabras escritas en oro: “¡Oh María sin pecado concebida! Ruega por nosotros que recurrimos a Vos, Jaculatoria que ha repetido desde entonces, incesantemente, el Pueblo de Dios. También oyó una voz que pedía acuñar esa misma aparición en forma de Medalla para que cuantos la llevasen, obtuviesen gracias especiales.

Igualmente pudo advertir al mirar hacia el retablo de la Capilla, la letra M, una cruz y los corazones de Jesús y María. Esto se repitió varias veces, dejando patente el encargo de la Madre de Dios. La última etapa de su vida la pasó haciendo trabajos que le dejaron en el más absoluto anonimato. Santa Catalina Labouré muere el 31 de diciembre del 1876 y Pío XII le canoniza en el siglo XX. Su cuerpo está incorrupto en la Iglesia de la Medalla Milagrosa de París, situada en París.

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