Santa Elena
Fue una emperatriz romana y, posteriormente, proclamada como santa de las Iglesias católica, luterana y ortodoxa
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Hasta de las piedras Dios puede sacar hijos de Abrahán. Esto le dice Juan Bautista a a los fariseos que acudían al Jordán para indagar, pero no para convertirse. Hoy celebramos a Santa Elena, claro ejmplo de persona conversa en un ambiente nada favorecedor del cristianismo. Nacida en Daprasano (Nicomedia) a finales del siglo III, es originaria de familia pobre, inmersa en el paganismo.
Ya de pequeña siente horror ante las matanzas de cristianos, y no entiende esta masacre. A los 23 años contrae matrimonio, del que nacerá Constantino. Posteriormente su marido, de nombre Constancio, la repudia para poder casarse con la hijastra del emperador Maximiano y mantener el poder, llevándose a la Corte a su hijo. No obstante, la madre siempre tuvo vinculación con Constantino.
El santoral de hoy, miércoles 18 de agosto
El testimonio de Eusebio de Cesarea habla de la condición cristiana de Elena quien, sin duda tiene parte en el Edicto de Milán, cuando Constantino decreta el fin de la persecución contra los seguidores de Cristo. Previamente, tiene lugar la batalla del emperador contra los bárbaros, venciéndoles gracias a la Cruz que vislumbra en el Cielo y la inscripción en la que leyó: “Con esta Señal vencerás”.
Cuando la madre llega a los setenta años, marcha a Tierra Santa para descubrir el Santo Leño donde entregó la vida por todos. Para ello, al salir las tres cruces en las excavaciones puso un enfermo sobre cada una, reconociendo la del Redentor como aquella sobre la que sanó la moribunda que había colocado encima. Una vez hallada, hicieron tres partes que fueron a Constantinopla, Jerusalén y Roma. Después de morir antes de la primera mitad del siglo IV, sus restos se llevaron a Roma donde reposa actualmente.