Santa María Reina, culmen de su Glorificación

Hoy celebramos la Coronación de la Virgen. Ocho días después de celebrar su Asunción a los Cielos, María es Coronada como Reina y Señora de Cielos y tierra. Esta Memoria fue insitituida por Pío XII para completar el Dogma de la Asunción. Ya en el Evangelio según San Lucas, cuando tiene lugar la Anunciación, el Arcángel San Gabriel dice a María que al fruto de sus entrañas el Señor le dará el Trono de David, su padre y reinará sobre la Casa de Jacob para siempre, de lo cual deriva la Realeza de la Madre.

“Alégrate María, llena de Gracia porque el Señor está contigo”, le dirá literalmente. “Tú eres la alegría de Israel, el orgullo de nuestra raza”, destaca el Pueblo de Israel en el Libro de Judit. Alabanza que se aplica a María La mujer Fuerte. María enaltecida y exaltada sobre los coros angélicos y celestiales, es Prototipo de la humanidad futura reconciliada en el Amor por la Sangre de Cristo en la Cruz.

Desde el Cielo nos contempla a todos nosotros, que somos sus hijos, e intercede por cada uno de los hombres, mostrándonos a Jesús, Fruto bendito de su vientre. Así es la Abogada Nuestra que nos lleva a la Tierra de Promisión. El Libro del Apocalipsis presenta a la Virgen como una Mujer radiante coronada con doce estrellas y con la luna bajo sus pies como pedestal. Ya en la antigüedad San Gregorio de Tours habla de María Reina. El Concilio de Éfeso presenta la Realeza de la Virgen.

A ello se unen Santos de la categoría de San Francisco de Asís o San Luis María Grignión de Montfort. También en ciudades italianas como Massa Marítima, o Polonia, o Baviera, en Alemania, contemplan este Título Mariano. El Concilio Vaticano II al hablar de la Virgen pone también de relieve este Misterio que recoge como invocación la letanía de los Santos. Santa María Reina es una forma de completar el Misterio de la Virgen Asunta a los Cielos.