Santa María Rosa Molás, caritativa incondicional sin límites
Madrid - Publicado el
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Los talentos que Dios nos da siempre son para ponerlos a disposición de los más necesitados para atenderles, de tal forma que le asistamos a él mismo. Hoy recordamos auan mujer fuerte sobre las que canta la Sagrada Escritura por su entereza ante Dios y los demás: Santa María Rosa Molás y Vallvé. Reus, en Tarragona, vería nacer en 1815 a esta hija de artesanos acomodados profundamente cristianos, en la noche del Jueves al Viernes Santo, en pleno corazón del Triduo Pascual.
La pequeña de cuatro hermanos viven en un hogar en el que se reza, obedece, estudia, juega y comparte los momentos de encuentro en la mesa familiar. De nombre originario Dolores, en su adolescencia quiere entrar en la vida consagrada. Sin embargo, no es el momento. Por eso debe quedarse ayudando en el hogar y pasando largos ratos de oración. Cada domingo asiste a los más enfermos y necesitados en el hospital.
Lo mismo hará en la Casa de Caridad. Tal es su tesón con los marginados que le querrán y dirán de ella que “su caridad fue para con todos incondicional y sin límites”. Cuando llega a Tortosa, su apostolado caritativo se agranda con tantas personas que por todas partes conocen su carácter evangelizador. De hecho, devuelve la esperanza perdida a los enfermos del Hospital de la Santa Cruz y es una gran pedagoga ye ducadora de niños con problemas al estilo de San Juan Bosco, o San Marcelino Champagnat.
Entonces funda Las Hermanas de Nuestra Señora de La Consolación. El carisma consiste en llevar el consuelo a quienes no tiene alegría de vivir por situaciones delicadas. Su mensaje es hacerse compañera de camino de quienes sufren, tal y como recuerda la Sagrada Escritura cuando recuerda "con los que ríen, reid; con los que lloran, llorad". Así pone la Misricordia de Dios ala altura de todos los hombres. Santa María Rosa Molás muere en el año 1876.