La Santa que aspira a la Gloria Eterna en vez de las pompas humanas
Santa Eulalia vivió desde Dios cada momento de su vida hasta el final.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La fortaleza en las dificultades siempre es vencida por la Fe. Ya recuerda San Pablo que los sufrimientos de ahora no valen nada en comparación con la Gloria que un día se nos manifestará.
Y esto le pasó a la Santa de este día porque hoy recordamos a Santa Eulalia de Barcelona. Procedente de una familia honesta, desde pequeña aprende las verdades fundamentales de la Fe, mostrando un amor inmenso por Cristo. Todo esto sucedía en su hogar, mientras arreciaba la persecución de los emperadores Maximiano y Diocleciano, siendo Decio el gobernador encargado de arremeter duramente contra los cristianos.
Casualmente, un día yendo de camino, Eulalia se sitúa frente al prefecto, quien la interroga acerca de su identidad, descubriendo que es una seguidora de Jesús de Nazareth, al que Roma consideraba un hombre muerto en la Cruz, acusado de proclamarse Rey, y dando por hecho que ahí había terminado todo. Es entonces cuando proclama su Fe en el Señor Jesús Resucitado de entre los muertos, al tiempo que afirma ante la autoridad que los dioses romanos son hechura de manos humanas y, por lo tanto, falsos. Tras escuchar estas palabras, Decio quiere persuadir a la joven para que renuncie a cuanto acaba de aseverar, pero no lo consigue.
Tal como recalca nuevamente San Pablo, en todo tipo de dificultades vencemos en Aquel que nos ha amado. Y así se hará realidad en Eulalia, al morir tras padecer multitud de tormentos, asombrando a todos su entrega total a Dios.