Santa Teresa de Calcuta, misionera adoradora de caridad
Madrid - Publicado el
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Cada Santo encuentra su puesto en la Iglesia. A veces debe pasar por diversos momentos para encontrar lo que Dios tiene pensado para él. Así le sucedió a Santa Teresa de Calcuta que celebramos hoy. Nacida en Macedonia en 1910, su nombre original fue Inés. A muy temprana edad recibió la Primera Comunión y la Confirmación. En plena infancia muere repentinamente el padre y la madre debe educarles en la Fe, contando con la ayuda de la Parroquia.
Tocada por el amor de Dios, abandona la casa para ir a las Hermanas de Loreto en Irlanda. Allí se cambia el nombre de pila por el de María Teresa. En su fondo late un amor especial por la mística Teresita del Niño Jesús, y un afán misionero. El carisma era sobre todo educativo. En ese momento hacen falta religiosas que vayan a la casa que tenían en La India y ella irá a Calcuta. Mientras paseaba por otros núcleos cercanos a esa ciudad reparó en las miserias de aquella sociedad dividida en segmentos, según la cultura hindú.
Entonces surge la segunda llamada porque ella misma dirá que en Calcuta Dios la esperaba. Todo el mundo reparaba en el carácter alegre y dinámico de ella. Ese dinamismo le hace fundar las Misioneras de la Caridad dedicadas a la oración especial para un mayor servicio caritativo a los necesitados. Su carisma es atender a los más pobres entre los pobres. No faltaron sus pruebas porque no aceptaban en los comienzos su labor allí.
Un detractor fue a destrozarles su primer hospital de campaña. Al entrar para saquearlas vio que una de las enfermas a las que cuidaba era su madre y cambió de parecer. Pronto cundió la fama de Santa de aquella mujer muy pequeña de estatura, cuya obra obtuvo la aprobación Pontifica. Gran devota del Señor decía que la Adoración al Santísimo les había aumentado las vocaciones. En su amor a La Virgen, puso en su hábito un ribete azul en alusión a María Inmaculada. Santa Teresa de Calcuta muere en 1997.