Santas Pelagia y Tais, desviadas y convertidas de nuevo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Sin duda, la parábola de la oveja perdida y del hijo pródigo, se han hecho realidad en muchas personas a lo largo de la historia, teniendo al final una profunda experiencia de Cristo. Es el caso de las Santas Pelagia y Tais, que hoy celebramos, en este Domingo XXVII del Tiempo Ordinario. Ellas aprovecharon la ocasión que se les presentaba porque desde la fe cualquier momento de Gracia es oportunidad para abrazar la Salvación.
Respecto a Pelagia, su vida transcurre en la segunda mitad del siglo V. La conducta dejaba que desear. Sin embargo los caminos del Señor son insospechados. Y cierto que sí. Le bastó oír al Obispo Nono, para iniciar un proceso de cambio. Termina sus días el año 468, en el Monte de los Olivos, en Tierra Santa, cuando hacía penitencia para expiar sus pecados. Cuenta la tradición que desfiguró su rostro para seguir lo que pide el Evangelio de perfumarse la cara para que la penitencia no la noten los hombres, sino el Padre del Cielo.
En el caso de Tais, su existencia se sitúa antes de Santa Pelagia, dándole una educación eminentemente cristiana. Pero con el paso de los años, las riquezas terrenales y los meros guiños mundanos, le conducen al camino de la perdición. Sin duda, una realidad parecida a la del Obispo de Hipona, San Agustín. Un encuentro con Pafnucio que la recordaba en sus tiempos de profunda Fe, le hace reflexionar.
Un proceso que le hará caer del caballo como le sucedió a San Pablo, llevando una vida de penitente hasta el momento de su muerte. Erra la única forma de encontrar el beneplácito y el perdón del Señor Misericordioso. Es Patrona de Alejandría. Las Santas Pelagia y Tais son un fiel reflejo de tantas personas que llevaron un camino fuera de la Fe y se reconciliaron con el Señor, alcanzando la Gloria de la Santidad.