Santo Domingo de Guzmán, luz fiel con su predicación

Las oraciones de las madres suben hasta Dios para producir sus frutos. Hoy celebramos a Santo Domingo de Guzmán. Su vida siempre contó con las oraciones de su madre, Santa Juan de Aza. Nacido en Caleruega, Provincia de Burgos, en torno al año 1170, procede familia noble, encargándose su madre de la educación, profundamente cristiana. Formado en las letras y las Ciencias Sagradas por un tío suyo, arcipreste, a los 24 años marcha con él a Osma.

De la Catedral oxomense será Canónigo, ordenándose sacerdote un año después. Al poco tiempo, el Obispo Oxomense, Diego de Acebes, marcha a Francia para visitar entonces la zona sur del país vecino. Por entonces allí hay un problema: el impacto de las herejías albigense y cátara, que negaban muchos de los Dogmas de la Fe cristiana. En este viaje, se había llevado junto a Domingo, a un grupo de sacerdotes que se quedarán con él, cuando el Obispo regrese a España.

Así se entrega a una misión donde sigue el postulado evangélico de ir con la ropa puesta y sin más cosas que lo que llevan en la alforja. Con el objetivo de instruir a las gentes contra los errores doctrinales, surge la Orden de Predicadores, también llamados Dominicos. Con el tiempo conocería a San Francisco de Asís, al que le unió una fuerte amistad, surgiendo también la rama femenina dominicana.

Esta fundación es aprobada por Honorio III en 1217. Cuatro años más tarde, en el año 1221, muere Santo Domingo de Guzmán, siendo canonizado por el Papa Gregorio IX. El carisma dominico forma parte de las órdenes mendicantes como los franciscanos. Se llamaban así porque iban de pueblo en pueblo evangelizando y se mantenían gracias a las limosnas que les daban cuando pedían a la gente.