El Santo misionero que consolidó diversas zonas de Norteamérica

La tierra española tomó desde el principio el compromiso de evangelizar el Nuevo Continente descubierto en 1492. Muchos misioneros partieron para llevar la Fe hecha cultura a los nativos de aquellos lugares. Esa labor evangelizadora no se rompió sino que continúa teniendo varios ejemplos que abrieron camino.

Hoy la Iglesia nos presenta a San Junípero Serra, que es precisamente uno de esos ejemplos. Sus orígenes nos llevan hasta las islas. Nacido en Mallorca en 1713, ingresa a los 16 años en los franciscanos y pronto marcha a hacia el Virreinato de la Nueva España, que era el nombre colonial que se le daba a México. Allí impulsó una labor de enseñanza en el prestigioso Colegio de San Fernando. Por esos momentos Carlos III decreta la salida de los jesuitas de todas las posesiones que tenía España en el Nuevo Mundo.

A la marcha de los miembros de la Compañía de Jesús de la zona, Fray Junípero encabeza un grupo de misioneros les sustituyen en la Alta y Baja California. Los integanates habían parado en Loreto, en la propia California que es el lugar del Patronazgo de la obra evangelizadora y misionera. Fruto de su tarea abren nuevas misiones y enseñan a los nativos el perfeccionamiento de la agricultura y oficios como la albañilería, creando verdaderas comunidades.

Es la manera de compaginar la Fe y la vida. San Junípero Serra muere el 1784, siendo beatificado por San Juan Pablo II y canonizado por el Papa Francisco. Mientras los franciscanos lo celebran el 28 de agosto, en Estados Unidos se celebra el día 1 de julio. A San Junípero Serra se le debe la misión que forja algunos de los lugares que componen los Estados Unidos de América.