El Santo que cuidó de enfermos y murió leproso en Argentina
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La forma de vivir la Fe desde Dios da muchos virajes por los caminos de la vida. Algunos han experimentado la conversion tras una vida alejada, mientras otros han seguido una vida sencilla para alcanzar posiciones de mayor servicio en cuanto a la tarea encomendad y otros empezaron muy alto para luego después encontrar el camino en el servicio a lo más llano y humilde.
Hoy recordamos a San José Gabriel del Rosario Brochero popularmente conocido como “el cura brochero”, con una trayectoria que comenzó por servicios desde los puntos más importantes de la Diócesis para llegar a una atención caritativa despojado de su primera etapa ministerial. A los hechos nos ceñimos.
Natural de Córdoba, en Argentina, nace en 1840 y desde niño tiene un profundo amor de Dios que le llevará a ingresar en el Seminario y ser sacerdote. Sus primeros pasos fueron en la Catedral de su Diócesis y como Vicario en el distrito de San Alberto, también en la Iglesia cordobesa. Su impulso a las comunidades eclesiales de allí fue admirable y parecía que ese era su destino sacerdotal. Pero José Gabriel que era muy sensible a las almas y los necesitados vive un momento de entrega especial cuando asola en su tierra una epidemia de cólera.
Ahí es donde se muestra esa prueba de fidelidad y cercanía de Dios con su rostro sufriente en los propios enfermos. Existen testimonios impactantes de sus fieles en ese momento que cuentan cómo iba de casa en casa a aliviar a los enfermos y se ponía a su disposición. El Cura Brochero muere en 1914 dando ejemplo hasta el final de sencillez. Y es que una enfermedad bíblica como la lepra anidó en su vida hasta el punto de ser su trayectoria hacia la Casa del Padre.