El Bautismo del Señor
Cuando Juan bautizaba en el Jordán, se presentó Jesús para ser también bautizado. Entonces el Precursor le dijo: “Soy yo quien tiene que ser bautizado por ti"
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Sabemos que tras su Nacimiento en Belén, la Iglesia contempla tres manifestaciones o epifanías. Una es la del 6 de enero con la manifestación de Dios a todos los pueblos por lo que se acercan hasta el Portal los Magos venidos de Oriente. Otra es la manifestación de su poder en el milagro de las Bodas de Caná al convertir el agua en vino.
El santoral de hoy, domingo 10 de enero
Y entre medias de las dos citadas se encuentra la que recordamos en esta jornada dentro del Ciclo Litúrgico navideño porque hoy, Tercer Domingo después de la Natividad del Señor, es la Fiesta del Bautismo del Señor. Tal y como cuenta Evangelio, cuando Juan bautizaba en el Jordán, se presentó Jesús para ser también bautizado. Entonces el Precursor le dijo: “Soy yo quien tiene que ser bautizado por Ti”.
El Señor contestó: “Déjalo. Conviene que cumplamos con toda justicia”. Entonces le bautizó. Cuando salió del agua se abrieron los Cielos y bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de Paloma. Entonces, se oyó la Voz del Padre desde una nube, diciendo: “Este es mi Hijo muy Amado. Mi Predilecto. Escuchadlo”. Juan Bautista dio testimonio de esto, y su testimonio es veraz.
De esta forma queda de manifiesto que el Bautismo de Juan no es sacramental, sino una forma de preparación para la Venida del Mesías, y que Cristo se hace bautizar, no porque tenga pecado, sino para presentarse al pueblo de Israel, al inicio de su Vida Pública. También es una prefiguración del Sacramento Bautismal, puesto que, como recuerda el Ritual, al descender Cristo en el agua del Jordán, desde entonces tiene poder de santificación. Con esta celebración culmina el Tiempo de Navidad, dando paso al Tiempo de Adviento, el más largo del Ciclo Litúrgico, que se verá interrumpido el 17 de febrero con el Miércoles de Ceniza que abre paso a la Cuaresma.