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La llegada de Dios en el silencio de la noche nos muestra que también ese momento es tiempo de salvación. Ese silencio lleva también a la contemplación del Misterio Salvador que comenzó la Encarnación, siguió en Belén, llegó al Calvario y culminó en la Pascua. Hoy, II Domingo del Tiempo Ordinario, nos encontramos con la festividad de San Antonio Abad, popularmente llamado San Antón, que vivió el Misterio Divino desde la contemplación.
Este pionero del monaquismo, nace en Egipto hacia el año 250. Cuando mueren sus padres, que son unos agricultores bastante acaudalados, entrega todo el dinero y deja al cuidado de unas consagradas a sus hermanas. Así se encuentra en condiciones de seguir la vida desprendida y consagrada al Señor, siguiendo el consejo evangélico de “si quieres ser perfecto, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás un gran Tesoro en el Cielo”.
El santoral de hoy, domingo 17 de enero
La vida en el desierto fue junto a un experto llamado Pablo del que aprendió esta vocación. Después vivió durante bastante tiempo junto a un cementerio para meditar sobre la vida de Cristo que vence al pecado y a la muerte. Ante la situación que se vivía, apoyó con su oración y penitencia a San Atanasio en la lucha contra la herejía arriana, y defendió a los cristianos, frente a la persecución de Diocleciano.
Siempre compaginó su apostolado, fundando comunidades, con sus prolongados retiros en la más absoluta austeridad. Su ejemplo cundió, reuniendo en torno a él a muchos discípulos, que le imitaron en esta forma ascética y eremítica. Muere el año 356 en el monte Colzim, cerca del Mar Rojo. Es protector de los animales en cuanto sirven al hombre en su desarrollo.También hoy es la Infancia Misionera.