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La clave en el Evangelio es la importancia de asumir las dificultades y la aceptación cuando toca ser signo de contradicción, para sí recibir cien veces más y el ciento por uno, además de la Vida Eterna. Hoy es la festividad de la madrileña Santa Soledad Torres Acosta que vivió desde la caridad con los demás unida a Cristo, despreciado por los suyos. Nace en la capital de España un 2 de diciembre de 1826.
La esmerada educación religiosa que recibe en el hogar, le acompaña siempre desde su infancia. Cuando tiene veinticinco años, el Párroco de Chamberí solicita mujeres que vayan a visitar y asistir a los enfermos, ayudándoles en los últimos momentos de su vida a fin de que tengan una santa muerte y estén cuidados dignamente. Dios le abre la puerta a la manera de santificarse en su camino hacia Dios.
Entonces Soledad, se une a esta solicitud, a pesar de que su estado de salud no le era muy favorable en esos momentos. Así nacía el Instituto de las Siervas de María, Ministras de los Enfermos. Pero tras los momentos iniciales de ilusión, viene la prueba. La Madre Soledad que había llegado a estar al frente de la comunidad experimenta incomprensiones hasta el punto de que las compañeras de los comienzos se marchan y se queda ella sola.
Pero la prueba se acrecienta cuando la apartan de su servicio en la comunidad. Cierto es que “El Verbo vino a su casa, pero los suyos no le recibieron”. Sin embargo, el Señor volverá a poner su mano para mostrar que es Él quien dirige la Nave de la Iglesia, bendiciéndola como a Job al final de su vida. Por todo ello, la Madre Soledad Torres Acosta regresa al servicio que desempeñaba y el Instituto se expande de forma rápida. Muere en octubre de 1887.