Santa Catalina de Suecia

Casada con el conde Egar Lyderson, ambos esposos ayudaron a cristianizar el ambiente noble de ese momento, imbuido en el más absoluto paganismo

Santa Catalina de Suecia

Redacción Religión Jesús Luis Sacristán

Publicado el - Actualizado

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Ya recuerda el Señor a Pedro que quien no se sienta a participar de la Mesa Pascual pasando por la Cruz no puede llegar a tener parte en la Mesa Celestial. Hoy recordamos a Santa Catalina de Suecia quien pasó por esta situación de Cruz sobrenatural que le condujo a la Gloria que no pasa. Nacida en torno al año 1331, fue la cuarta de ocho hermanos en un matrimonio, que la entregó a las monjas de Riseberga.

Casada con el conde Egar Lyderson, ambos esposos ayudaron a cristianizar el ambiente noble de ese momento, imbuido en el más absoluto paganismo. Cuando marcha a Roma se encontrará con su madre que le comunica la muerte de su consorte y sus deseos de fundar una Orden que repare las muchas ofensas de los hombres a Dios.

El santoral de hoy, miércoles 24 de marzo

Catalina, ya viuda y dispuesta a padecer por Cristo, siente cómo la Virgen le saca de su situación anímica. Madre e hija emprenden un periodo largo de Oración y penitencia, rechazando cualquier pretensión al matrimonio, marchando a los Santos Lugares con el objetivo de profundizar en la Vida del Señor. Al regreso, muere la madre, que será sepultada en la Iglesia de San Lorenzo, en un primer momento, para pasar después a su tierra natal.

El viaje se torna con grandes conversiones de cuantos conocen la vida de aquella mujer cuya hija se ha entregado, por completo, a la causa del Reino de los Cielos. Un segundo viaje a Roma iniciará, tras estar en el Monasterio de Vadstena. Su idea es adelantar el proceso de beatificación de su madre y la aprobación de la Congregación fundada por ella, denominada del Santísimo Salvador. Muere en Vadstena el año 1381, cuando retorna de la Ciudad Eterna.

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