San Francisco de Borja
Dentro de los jesuitas, es nombrado Superior General, gobernando la Compañía con gran espíritu de sabiduría y sencillez
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No podéis servir a Dios y al dinero, recuerda el Evangelio. Este es uno de los requisitos esenciales que pide el Señor para seguirle y atesorar tesoros en el Cielo donde no hay polilla ni carcoma que los roan. El Santoral nos presenta al español San Francisco de Borja, que vivió paulatinamente en su vida este despojo de toda riqueza material.
Nace en Gandía (Valencia) el año 1510 dentro de una familia ducal. Tiene parentesco con el Papa Borja, lógicamente también español. Su condición de noble hizo que el Emperador Carlos V, le llamase a desempeñar diversos servicios en su corte. Todos estos cargos los vivió en un clima de verdadero ejemplo, tanto en la vida familiar como en la política.
Santoral de hoy, sábado 3 de octubre
Sin embargo, el Señor le empujó a una vivencia profunda de la Fe. Necesitaba prepararle para nuevas misiones en el futuro y en el palacio podía quedarse en lo meramente superficial. La ocasión se presentó cuando muere la emperatriz Isabel. Le tocó custodiar el féretro y al ver el cadáver de la reina, con el aspecto deteriorado por el proceso natural del deterioro tras la muerte. Francisco, impresionado al ver cómo se deshace la morada terrenal para adquirir una Eterna en el Cielo, exclama: “No volveré a servir a señores que se puedan morir”.
Así se entrega a una vida más inclinada hacia Dios, hasta que en 1546, cuando fallece su esposa, ingresa en la Compañía de Jesús, fundada por el también español, Ignacio de Loyola, tras entablar un proceso de amistad providencial con los jesuitas Araoz y Fabro. Dentro de los jesuitas, es nombrado Superior General, gobernando la Compañía con gran espíritu de sabiduría y sencillez, e impulsando la expansión misionera de la Iglesia. Muere en Roma en 1572, siendo canonizado un siglo después, el año 1671.