Santoral del 29 de febrero: San Dositeo, el Santo monje contemplativo de la tierra de Cristo

Este año bisiesto tenemos un día más en febrero. Y el hilo cuaresmal no se pierde ante un hombre anacoreta que profundizó en la vida contemplativa gracias a que llegó a la cuna del cristianismo. Y es que cerramos el mes con la memoria de San Dositeo, cuya existencia se sitúa en el siglo IV. 

Sus primeros años de juventud los pasó en el ejército, impregnado en todo momento de su Fe cristiana. Prueba de ello es que buscó el momento oportuno para peregrinar a Tierra Santa, visitando los Santos Lugares y rememorando los momentos centrales de la vida de Cristo. A medida que iba conociendo Palestina, sintió que su corazón se inflamaba más del Amor de Dios, alcanzando su cumbre en Getsemaní. 

El santoral del sábado, 29 de febrero

Totalmente impresionado, muda de forma de vida para abandonar su antiguo oficio y sus planes de estudio, haciéndose monje. Con este propósito entra en el Convento de Gaza, regido por el Abad Doroteo. Sus grandes aspiraciones ahora son imitar, fielmente, al Señor en su desprendimiento para llenarse de su Amor: lo único que realmente importa para alcanzar la Salvación. Con el paso del tiempo se sumerge en el espíritu de oración que bien le podría hacer exclamar como Santa Teresa de Jesús: “Sólo Dios basta”. 

Y como sustento le sirven los frutos de la tierra que cultiva en el huerto con el sudor de su frente. Eso es lo que se pedía al que vivía la Fe en la contemplación entrando en la vida monástica, en la más estricta soledad. Así vivió entregado y en el más absoluto silencio para encontrar la unión perfecta con Dios, punto fundamental de la vida ascética y de todo monje que alaba a Dios día y noche.