Santos Anastasio, Félix y Digna, mártires cordobeses

Santos Anastasio, Félix y Digna, mártires cordobeses

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

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El testimonio de vida tiene que ser hasta sus últimas consecuencias; es decir, con el derramamiento de sangre, si fuese preciso. Hoy celebramos a los Santos cordobeses Anastasio, Félix y Digna, que fueron intrépidos en el combate de la Fe rubricándolo con su propia vida. Su muerte tuvo lugar en el siglo IX. Los tres eran pertenecientes al Monasterio de Tavana del que también dependió su mentor San Fándilas.

Ahí Anastasio recibió el Orden Sacerdotal. Digna, oriunda de la capital cordobesa, había vivido como religiosa contemplativa en el cenobio femenino al que atendían los propios religiosos Tavanenses. Así vivió el carisma de la entrega total a Dios alabándole día y noche, desde la vida de oración, pobreza, castidad y obediencia. Félix, por su parte, no había nacido en este lugar, sino en el centro de España, en Alcalá de Henares.

Posteriormente pasó un tiempo de formación y oración en la zona de Asturias, donde recibió el hábito monacal, para adentrarse en la realidad de la vida contemplativa, hasta que fue destinado a Córdoba, también al Monasterio Tavanense. Su fidelidad al Evangelio, les hizo ser valientes testigos en medio de la persecución. Cuando les descubren son condenados a muerte. Los tres serán sentenciados a morir degollados.

Entonces reciben el impulso de San Fándilas, que les animó a perseverar en su entrega a la causa del Reino, derramando su sangre si es preciso. Así sintieron la fortaleza del Espíritu del Señor para culminar feliz y santamente la lucha por el Reino de Dios y su justicia. Después de ser decapitados, sus cuerpos fueron quemados y arrojados al río Guadalquivir, intentando así que los fieles cristianos no les enterrasen, ni les diesen el culto debido. Como la Providencia propone y dispone, su culto ha llegado hasta hoy.

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