Santos Cornelio y Cipriano ejemplo de unidad en el martirio
Madrid - Publicado el
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Muchos Santos contemporáneos en esta vida tuvieron ocasión de unirse en el final de su estancia en la tierra y su “Dies Natalis”. Hoy la Iglesia nos presenta al Papa San Cornelio y al Obispo San Cipriano, unidos en la Fe y la vida hasta la muerte por el Evangelio que predicaban. El primero nace en Roma, siendo elegido Pontífice el año 251. Gran estudioso de las Sagradas Escrituras, renunció a los libros mundanos.
Fue un gran maestro y predicador con un fuerte don de palabra Su defensa de la Fe, se hizo notar, sobre todo, en la lucha contra el cisma novaciano, que defendía una Iglesia distinta de la fundada por Jesucristo. Incluso negaba a la Iglesia la posibilidad de volver a su seno cuando se había apostatado de Ella, porque no otorgaban a la Comunidad Eclesial el poder que el Señor le había dado de atar y desatar en la tierra y el Cielo.
El Emperador Galo le destierra y muere en Chivitavecchia el año 253. Por su parte, Cipriano nace en Cartago, alrededor del 210. Aunque de origen pagano, se convierte al cristianismo y será sucesivamente sacerdote y Obispo de su ciudad natal. Pastor insigne y ejemplar, ayuda a Cornelio en el celo por el Reino de los Cielos. Varias son las persecuciones que tuvo que soportar, hasta que le llegó el momento de rubricar con la sangre lo que había predicado con la palabra y la pluma de insigne escritor.
Incluso había que esconderse, hasta que sintió en el corazón que Dios le pedía no ocultarse. Fue famoso por sus Comentarios Teológicos al Padre Nuestro que recoge el Oficio Divino de la Liturgia de las Horas también. En ellos reflexiona sobre todo lo que recitamos en esta Oración. Los Santos Cornelio y Cipriano entraron juntos en la Casa del Padre después de haber blanqueado sus mantos en la Sangre del Cordero.