Santos mártires de Corea, esperanza cristiana en Asia

La Iglesia en Asia desde los inicios fue el florecimiento de una Fe que intentó apagarse de forma violenta, pero sin conseguirse. Pasó en la Primitiva Comunidad Apostólica y se continuó con esta tónica a lo largo de los siglos hasta nuestros días. Hoy celebramos a San Andrés Kim y compañeros mártires coreanos que vivieron ese signo de contradicción que conlleva la Cruz.

Desde el siglo XVII, la Fe cristiana había prendido en Corea, originando grandes comunidades. Pero, como la fidelidad se nota en las pruebas, esta Iglesia, sufre una violenta persecución que se agudiza en el siglo XIX. Los gobernantes coreanos, luchan por extinguir la nueva religión que les molesta. Muchos son los cristianos que son apresados y mueren por servir a Cristo.

Entre ellos, se encuentra el celoso presbítero y pastor de almas, Andrés Kim, quien había luchado en bien de las vocaciones sacerdotales y del Clero nativo. La acusación que hicieron contra él fue que había llevado misioneros extranjeros a tierras coreanas. A él le siguieron un grupo numeroso de fieles, entre los que se encuentra el insigne apóstol seglar Pablo Chong.

Este nutrido elenco de creyentes, con sus sufrimientos suponen las primicias de la Iglesia coreana, regándola con su vida, entregada generosamente por el Reino de Dios y su justicia. No en vano, la sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos. San Juan Pablo II hizo ese reconocimiento de la labor de todos estos misioneros enm zonas de Así. Y como España es tierra de vocaciones, no faltaban un grupo de españoles, además de otros nativos. Ya dice el Evangelio: “Estad alegres y contentos porque vuestra recompensa será grande en el Cielo”.