San Juan XXIII, "El Papa Bueno"

Su profundo fervor a la Virgen y el testimonio de su Párroco acrecientan en él la vocación sacerdotal

Redacción Religión Jesús Luis Sacristán

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La costumbre habitual es celebrar de los Santos el día de su muerte que es el “dies natalis” porque es cuando llegan ya a la Vida Plena. Pero puede haber honrosas excepciones en la celebración de alguien ante un acontecimiento en el que tuco parte. Es el caso de San Juan XXIII cuyo fallecimiento fue en junio y que celebramos en este Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario. Su nacimiento fue en Soto il Monte (Italia) el año 1881. De nombre original Giussppe Ángelo Roncalli, procede de familia muy humilde dedicada al campo.

Su profundo fervor a la Virgen y el testimonio de su Párroco acrecientan en él la vocación sacerdotal. Una vez ordenado sacerdote profundizará en la Teología y el Derecho Canónico. Formador y profesor de Teología e Historia de la Iglesia, un día el joven Roncallí es consagrado obispo y designado Nuncio en Bulgaria. Allí tiene la experiencia de un marcado encuentro de unidad con los ortodoxos. Pero no será el únicos sitio porque también estará en Grecia o Turquía. En este último lugar comprobará las atrocidades del nazismo en plena Segunda Guerra Mundial. Por último estará en París donde fue también un brillante Legado Papal.

El santoral de hoy, domingo 11 de octubre

De nuevo en Italia, es nombrado Patriarca de Venecia y creado cardenal por Pío XII. A la muerte de este Papa participa en el Cónclave y tras varias votaciones se fijan en él para ser Papa. Desde entonces tomará el nombre de Juan XXIII por su devoción a San Juan Bautista, Titular de la Iglesia de su pueblo natal y así deshacía al Papa herético que hubo tiempos atrás con este mismo nombre.

Cuando todos pensaban que dada su edad -78 años- sería un Papa de transición, su corto Pontificado no pasó inadvertido. Por ejemplo, en plena Guerra Fría acercó posturas entre Kennedy y Jrushchov. Su Papado buscó la paz y el entendimiento entre los hombres, como propuso en la Encíclica “Pacem in Terris”. Pero el gran evento eclesial fue la convocatoria del Concilio Vaticano II con el que pretendía poner a la Iglesia en sintonía con los problemas y preocupaciones del hombre de hoy para iluminarle a la luz de la Fe. “El Papa bueno” como se le llamó entregó su alma a Dios en junio de 1963 y ya que el 11 de octubre de 1962 se inauguró el Concilio, por ello este día es su festividad.

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