La Virgen de la Estrella: luz para los cristianos y patrona de las escuelas católicas

El mes de mayo dedicado a la Virgen abre un amplio abanico de títulos en honor de la Madre que nacieron con el paso de los tiempos ante una Aparición de la Señora del Cielo. Estos eventos no añaden nada nuevo a la Palabra de Dios ni a la Tradición de la Iglesia encargada de transmitir la Fe. Simplemente, se hace hincapié en algún aspecto de la Revelación y con ello se quiere mostrar la misericordia de Dios sobre el hombre. Hoy la Iglesia nos presenta, precisamente, a Nuestra Señora de la Estrella. 

Según la tradición, el año 1060 unos monjes se quedaron por Normandía viendo el Atlántico cuando iban a anunciar la Fe por tierras francesas. Como caía la noche se quedaron en la orilla del mar a descansar. Uno de ellos se durmió en una barca que al día siguiente desapareció. El otro, al lamentarse por no encontrar a su compañero, oró y, en una visión, vió un rayo luminoso que caía del Cielo y la Virgen le pedía que edificase allí un santuario que fue una Abadía muy concurrida.

Nobles y gente del pueblo visitaron el lugar poniéndole bajo la protección de la Virgen de la Estrella, dado el resplandor del rayo que divisó horas antes. También supo que su hermano monje estaba en Inglaterra y que había llegado a ser obispo en tierras anglosajonas. Tras diversos deterioros del Convento, los Hermanos de la Salle se hicieron cargo de él. 

Desde ese momento asumieron el título mariano como suyo y se encomendaron a la Reina del Cielo, en su carisma dedicado a la docencia y la enseñanza especialmente a aquellos jóvenes y niños que no tenían unos bienes como para pagarse los estudios. En 1960 se corona la Imagen y se declara a la Virgen de la Estrella Reina y Madre y Patrona Universal de las Escuelas Católicas.